martes, 28 de diciembre de 2010

Antes del amanecer del invierno murió el otoño…

Como quién se enfrenta a los astros
en busca de un deseo profundo,
así se tendió en mi violento rastro
viviendo y luchando contra el mundo…

Señor de sombras fiel a los antaños,
creyente en las manos de los sueños,
soportando esbirros y látigos por años,
un corazón errante en busca de su dueño…

Y la noche llegó antes del eclipse y el solsticio,
antes del amanecer del invierno murió el otoño,
jurando lealtad a tus ojos como nuevo vicio…

Y mi mano rauda de miedos supo mirarte sincera,
antes del amanecer del invierno murió el otoño,
sin importar que acosaba diciembre, dijimos primavera…

domingo, 26 de diciembre de 2010

Ilusas presencias que se creen vivas

Ilusas manos que colman el destino,
las formas que arrecian contra el norte
nunca encuentran respuestas a sus súplicas…
Ilusas formas que creen aun en lo arcano,
que se desprenden de lo mágico y lo creíble,
palabras traspuesta en las formas esencias
que de verdad sepan encontrar su signo
pese a las formas y los cantos vacuos
que desvían las manos de los caminos…
Ilusas presencias que se creen vivas
tras tantas muertes,
que encuentran en otros hálitos: sueños,
con gazas de oro, lino y púrpura
como se presentan a los ojos los mejores cantos…
Ilusas manos que acarician la piel bien amada
deseando encontrar a tras fondo una caricia
verdaderamente sincera…
¡Ilusas manos, torpes presencias, estúpidas formas!
Y, pues, me miro tan iluso pese a los trasgos
que mis palabras privan,
probando esencias que creí perdidas,
degustando nuevamente el sabor de los sueños
que nacen de las siestas calmas…
Y, pues, heme acá sin guardar palabras en la boca,
añorando como los ascetas a los astros,
como los vivos a los dioses, como las musas a los cantos,
como las deidades a los creyentes y los torpes a la Nada,
que el mañana no me prive del sueño dulce
de encontrar un te amo en mis oídos
feliz de burlar al Sino, de saberme bienamado por
el enorme beso para mí que emana de tu boca…

jueves, 23 de diciembre de 2010

Benevolencia cósmica...

Sobre mí las sombras, los avernos y las llamas,
sobre mí las cadenas que me pusieron los siglos,
las amordazadas esperanzas hechas girones e hilos,
las capas de escarcha y renegridas carcasas…

Pero siempre sabe llegar el alba a quién la espera,
como un racimo de uvas frescas y radiantes,
como un canto de ensueño para los oídos amantes,
como una gota de lluvia en la garganta reseca…

Así emerges del asombro como ensueño mítico,
halada hacia mis campos por un dragón en delirio
que con voz ácida cantaba hermosos y dolientes trinos…

Así antepuesta a mis ojos, sigo recordando la copa,
que levanté mirándote en esa “noche de bodas”
y a los días me hizo esclavo de los besos de tu boca…

domingo, 12 de diciembre de 2010

A ti...

Siempre he debido admitir inútilmente:
mis pensares gratos carecen de armonía,
cansío por los látigos jamás afinaron trino, mas…
Sobre las espesas llanuras de mi mente,
sobre las arcaicas esencias de lo insoportable
las agujas del asedio están fraguando
impías filias y condenables magias arcanas,
no obstante, humanamente, eximo mi ansias
de encontrarte susurrando una esencia afín,
de todo lo trillado por mis ojos y mis cantos,
de lo abandonado en tantos siglos de letargo,
donde pensar es perder y no hacerlo: morir.
Miro mis nortes empolvados y virulentos,
mis formas de derrapan antes de extinguirse.
Ahora pues, abigarrado a mis terrores te miro,
dulce de besos y caricias sin espinas infaustas,
gritándole a mis trasgos tiernamente y sin reparo:
“Pues luchemos porque todas esa cosas, amor,
las logremos, te adoro cada día más...” Así…
Así de simple como si aún hubiese ardor en mí,
como si mis demonios durmieran la siesta calma,
como si tantos siglos fueran sólo un pasaje,
un prueba amarga para merecerte y encontrarte,
un pase ganado a golpe de tambor y látigo
para coincidir en este siglo contigo en el fondo
de un azar que me hizo detenerme en una noche
cualquiera, y entrar en las gasas y pedir un espacio,
cantar contigo una canción conocida y mirarte,
encontrar en uno ojos al fin una chispa amada,
un susurro pidiendo un susurro, una esencia
que simplemente comprendiera la esencia
de los ojos que coreaban a un lado y el canto.
A fin de cuentas corear la esencias me hizo verte,
y verte me hizo sentir tu esencia y desear
regalarte una duda e intrigarte y coincidir,
en el dulce sueño que hoy creo y deseo coincidir…