¿Qué dirían los ascetas y los locos?

Dormido en colinas impávidas y gélidas,
prófugo bizarro de mis propias manos,
caminante errante de los astros y las tierras,
profundo sueño alcance durante cientos de años...

Y luego, como la magia que se desborda,
como el cantar del sinsonte, dorado trino,
colmada de estrellas, jazmines y rosas,
en una noche al azar a mí tu mano vino...

Y pues, qué dirían los ascetas y los locos,
qué dirán los historiadores y los trovadores
que por el mundo pasan cantando amores:

amores habrán pero como el nuestro pocos,
porque dos que se buscaron durante siglos,
aunando manos y besos, siguen mutuo destino...

un dulce tañer en campos de abejones

Nomenclaturas bizarras y fantasmas ajenos,
líbrense de mis manos hoy y a futuro,
que el tañer de las campanas, no más,
no más sabrá a violencia y angustia...
En sus ojos lagrimosos de alegría me vi,
sumido en sueños aletargados por milenios,
en sus ojos lacrimosos de dicha me miré,
como un péndulo de acero profano y claro,
como un ariete trazando un grato Destino,
con una promesa en los labios y un te amo,
sembrando un frangipani y un olmo nos vimos,
nos vimos a los ojos como niños que juran,
nos vimos como ancianos que recuerdan,
nos miramos como amantes prometiendo
esperar en algún mayo diecinueve
un dulce tañer en campos de abejones,
un tañer de campanas que sepa a vida…