sábado, 28 de mayo de 2011

Crónica de un círculo vicioso

Como la crónica de un círculo vicioso:
Rumiantes y apacibles, estúpidos pueblos…
Formas borrosas de leyendas ancestrales,
recuerdos antiguos de batallas históricas,
héroes de cajón, héroes fusilados,
vendedores de asedios sin batalla,
proxenetas de curul y cuello blanco.
¿Es más fácil aceptar las migajas en silencio,
que alzar la voz hacia la masa dormida?
El sentimiento de ira frustrada en la garganta,
la sangre haciendo pucheros de impotencia,
los pocos cuerdos peleando entre sí,
los defensores ambidiestros por costumbre
terminan sirviendo a nadie y ganando nombre.
Ver el hambre en las calles como plaga,
el desempleo aflorando como lepra,
la ignorancia haciendo gala en los jóvenes,
ineptitud y aborregamiento en los maestros,
iglesias llenas de falsos creyentes,
urnas llenas de falsos ciudadanos,
dioses tomándose el cabello entre manos,
igual de impotentes para marcar caminos,
los recuerdos hechos marcas comerciales,
las ideas hechas papel amarillento.
En las calles las masas pueden pedir
con golpes de pecho ensangrentados,
mas sólo los golpes de remo y de martillo
son quienes hacen parir la libertad.